miércoles, diciembre 20, 2006

“…la pobreza no pasará a la historia si primero no pasan a la historia la corrupción y la malversación de los recursos”


Nicolás Valenzuela


Así lo indica Nuhu Ribadu, presidente de la Comisión de Delitos Económicos y Financieros de Nigeria, en su intervención, en uno de los seminarios que acompaña las reuniones anuales del Banco Mundial con el FMI, realizada en septiembre de este año, y publicado en la página web del Banco Mundial.

Además agrega, en su calidad de investigador principal de casos de corrupción en su país, que la corrupción impide a los países pobres aprovechar sus propios recursos, humanos y naturales y que países como el suyo habían sido despojados del dinero con el que podrían haber financiado colegios y hospitales.

En tanto Paul Volcker, presidente del Comité Investigador Independiente de las actividades del Programa de las Naciones Unidas “Petróleo por Alimentos, dijo que un fracaso en la lucha contra la corrupción iría en detrimento del desarrollo, y que “el mayor peligro para el desarrollo, y para el propio Banco Mundial, sería el de asumir el papel de espectadores frente a este desafío”. Si el Banco intentara otorgar más financiamiento sin abordar ese tema, no haría más que “reducir el valor de ese nuevo financiamiento […] y la eficacia de sus programas”.

Por su parte John Githongo, conocido y destacado keniano por la lucha contra la corrupción, calificó de inaceptable el argumento de que las medidas de lucha contra la corrupción adoptadas por instituciones multilaterales son la antítesis de las encaminadas a combatir la pobreza, ya que “la corrupción es la máquina más eficaz para producir pobreza y desigualdad”.
La corrupción —sostuvo Githongo— cobró impulso en la “profunda maraña” de burócratas, políticos, funcionarios de seguridad y empresarios-intermediarios. Para desentrañarla hubo que exigir rendición de cuentas al poder ejecutivo y promover el imperio de la ley.
Por cada sobornado hay un sobornador. “El problema debe abordarse con menos hipocresía”, señaló Mohammed Ibrahim, presidente de la compañía de telecomunicaciones Celtel Internacional. Explicó además cómo su compañía telefónica, que opera en 15 países de África al sur del Sahara, había inculcado conscientemente a su personal el principio de que “jamás hay que ofrecer un solo dólar”.
En las rondas de discusión y preguntas se destacó la premisa de que la corrupción es una “vía de tránsito en dos sentidos” . Los panelistas señalaron que así como los países en desarrollo tienen que realizar una gestión más acertada para prevenir la corrupción y castigar a los transgresores, los países desarrollados deben adoptar medidas encaminadas a castigar a quienes dan sobornos, e impedir que sus sistemas bancarios se utilicen para almacenar dinero obtenido ilícitamente”. Según Ribadu, “los países desarrollados no pueden aplicar un doble juego de normas”.( pagina web Banco Mundial)

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